Para
abordar la obsolescencia de las ciudades tenemos que partir de un argumento
principal: la sociedad que las habita. Ésta tiene tal potencia en todo aquello
con lo que se relaciona, que es capaz de activar una ciudad al completo a
partir de una intervención puntual.
El
objeto de este post es demostrar, a raíz de la obsolescencia de ciertos
espacios urbanos, cómo por medio de determinadas actuaciones que implican el
compromiso de diversos colectivos, podemos regenerar la ciudad, y con ello
comprometer a sus ciudadanos. La creatividad artística en estos momentos,
supone una pieza fundamental con la que generar germen social. Asimismo, es una
parte integrante fundamental a la hora de ahondar en la cultura, el espacio
público, la sociedad y el arte.
De este modo, el arte no debe concebirse como un
simple reflejo de la sociedad, sino como un vehículo para construir ésta, para
crear futuro y para activar a sus habitantes. Hay que entender el arte como
máximo agente de la creatividad urbana y como herramienta fundamental para
provocar la energía social que sea capaz de reactivar la ciudad.
En este sentido, las intervenciones de Spencer
Tunick abren una puerta a un nuevo pensamiento. En sus imágenes de personas
desnudas en ámbitos urbanos de ciudades a lo largo de todo el mundo, explicita
las tensiones existentes entre lo público y lo privado, entre lo individual y
lo colectivo. Una fotografía clásica acompañada de cierto revuelo social,
reivindica una solución al problema real al que nos enfrentamos: la importancia
de la propiedad individual y sus límites con el espacio público.
New York, 1996. Spencer Tunick
Carne al desnudo, formas corpóreas, músculos
descubiertos. Una obra a caballo entre la inocencia escénica, el ruido de la
ciudad y la provocación. Todo ello,
envuelto de una atmósfera urbana con la ‘inocente’ intención de fusionar la
ciudad y la desnudez. La obra de Tunick es impactante y bella, alejada de
considerarse erótica o, en el peor de los casos, pornográfica. Así, consigue
desfetichizar la desnudez de los cuerpos humanos. Durante unas horas, el cuerpo
desnudo convive con la ciudad y con la propia visión del artista para
engalanarse juntos de arte para, cual mujer de belleza extrema, pasar a ser
observados por los espectadores. Estos últimos son los que finalmente evalúan
esta intervención, esta fotografía de reconocimiento mundial, cuyo resultado queda
abierto alejándose de la obra enclaustrada en las instituciones más
academicistas. Ellos son los que la calificarán de bella o fea, de insinuante o
pornográfica, la verán y sentirán, la vivirán de cerca o la contemplarán en la
distancia.
NYC, 1990-1996. Untitled 2 y 7. Spencer Tunick
Sus fotografías, pertenecientes a ciudades de todo
el mundo – entre ellas podemos destacar Méjico, Santa Fe, Miami, Nueva York, Cleveland,
Düsseldorf, Montreal y las españolas San Sebastián y Barcelona, entre muchas
otras- reflejan cómo el cuerpo desnudo de la gran masa humana se apropia del
espacio público, reabriendo el debate entre lo público y lo privado, lo visible
y lo invisible, lo común y lo íntimo, lo frío y lo cálido. La desnudez se
instala en la ciudad para transformarla en un espacio sin vida (se privatiza el
espacio público al verse invadido de cuerpos desnudos) para llenarlo de arte. En
palabras del autor, “una multitud
desnuda, aunque esté en silencio, grita desde la piel más alto que cualquier manifestación”.
Barcelona 1 (Institut de Cultura,2003. Spencer Tunick
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