viernes, 24 de mayo de 2013

Hola desde Chile

Después de más de un mes de ausencias bloggeras, aquí estoy de nuevo.

Como turista, la llegada a un país nuevo siempre se me antoja emocionante y como arquitecta, procuro empaparme de toda obra arquitectónica posible. Por ello, este primer post chileno está dedicado al arquitecto Mathías Klotz.

Desde mi corta experiencia en la arquitectura (sólo llevo dedicada a ello diez escasos años, con todo lo que hay por aprender!!), creo que la obra de este arquitecto chileno es verdaderamente elegante y vinculada estrechamente a la ciudad contemporánea. Ha realizado diversos trabajos de edificios públicos pero, indudablemente, su punto fuerte son las viviendas unifamiliares, en las que podemos apreciar su buenhacer arquitectónico.

Sólo mostraré tres ejemplos, a quien le interese descubrir más a cerca de él, puede visitar su página oficial http://www.mathiasklotz.com/

En primer lugar, la casa 11 mujeres. Una residencia de verano, alejada 160 km de la capital, ideada para dar alojamiento a una pareja de divorciados con once hijas entre ambos, con unas maravillosas vistas al pacífico. La vivienda se proyecta como un único volumen de hormigón visto que desciende tres plantas sin despegar la mirada al océano y por el que se accede en su parte superior.  Asimismo, se ha diseñado una pequeña casa de invitados bajo la terraza de la piscina, dotando de privacidad a los huéspedes.


En segundo lugar, la casa techos, ubicada al sur de Argentina, se implanta en el corazón del bosque. La vivienda se resuelve en dos niveles, reservando el superior a la vida familiar más íntima y abriendo el inferior a las visitas. Le debe su nombre a la aparición de pequeños techos inclinados que, a la vez que cumplir con la normativa fijada, permiten la entrada de luz a todas las estancias. 


Por último, la casa Ponce, es una por las que más predilección siento.  Con importante vegetación y el río de La Plata alrededor, parece estar quebrada en el terreno por medio de dos volúmenes, uno opaco y otro transparente, descansando el primero en el segundo. Todo ello, permite la adaptación completa al entorno en el que se inserta y, simultáneamente, crear espacios de intimidad para sus usuarios.

Casa Ponce. Mathías Klotz
Foto: Roland Halbe

Todo ello, muestra de una arquitectura sencilla, alejada de ambiciones superficiales y claro ejemplos de sencillez y pureza, ya que como el propio arquitecto asegura, "la mejor arquitectura es la que menos se ve".

lunes, 22 de abril de 2013

Despidiendo la feria, destino Chile

He tenido un poco olvidado el blog, pero es que hemos estado liados con la feria y los preparativos de un viaje.

Chile se nos presenta como una oportunidad para conocer una nueva cultura, un país diferente y múltiples oportunidades para la investigación. Eso sí, E y yo no olvidaremos el calor sevillano, el levante de Cádiz, el pescaíto frito, el botellín de cruzcampo, el jamón y, menos aún, la gente buena que dejamos aquí. Por eso, y por la pena que da dejar la tierra que te vio nacer y crecer, no quiero extenderme más y dejaros con un buen sabor con las siguientes palabras.

La brisa del mar, la arena y la sal de aquellas playas.
Conmigo estarán, me acompañarán por donde vaya.
La serena luz del cielo andaluz dorada y malva,
el beso del sol rallando el alba,
la luna mirándose en el mar.
Conmigo estarán las dunas ardientes de Doñana, 
el dulce frescor de sus mañanas,
la tarde muriendo en el pinar
y el resplandor azul de su mirada.

Un río inmortal que muere en la paz de Bajoguía,
un fino cristal de fresca y dorada manzanilla,
un viejo cantar que suena entre vasos de aguardiente
en la dulce calma de poniente
cuando se regresa de la mar.
Silencio del sur, ardiente en las tardes de levante
sagrado litúrgico y doliente,
no existe una tierra como tú.
Me alumbrará tu luz hasta la muerte.

El silencio del sur. José Manuel Soto




miércoles, 27 de marzo de 2013

AI WEIWEI en Sevilla


Hay veces que el alzar se pone de tu parte y tus peticiones a la nada son oídas. Tras perderme las famosas 'sunflower seeds' en la sala de turbinas de la Tate Modern de Londres, un pedacito pequño de ellas han venido a Sevilla.

El Monasterio de Santa María de las Cuevas en la Cartuja (s. XIV), convertido en una fábrica de loza y cerámica en el siglo XIX por el empresario británico Charles Pickman para, más tarde, ya en 1992, ser el pabellón real de la Exposición Universal y en la actualidad transformarse en un hervidero de cultura, estética, belleza y arte. Con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, abierto al público desde 1997, la cerámica regresa al inicio de un ciclo transformador donde el interés por la arquitectura, la industria y la cultura se pueden sentir al recorrer las distintas salas del museo.

Muchas son las obras de Ai Weiwei expuestas en este espacio. Este post no pretende ser un catálogo de ellas, ya que la entrada al centro es asequible y accesible por todos aquellos que estén interesados en visitarlas. La exposición podrá verse en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo hasta el 30 de junio de este año.

La primera parada en este breve recorrido debemos hacerla en las 3.300.000 pipas que se han instalado en la capilla de Colón del antiguo Monasterio. Encerradas y protegidas como si de lingotes de oro expuestos se tratase se muestran al visitante en un espacio tan atractivo como la intervención en sí. (Sunflower seeds, 2010)

La siguiente estación del camino actúa como método de parada y captación de atención de los observadores. De las paredes de la antigua iglesia se desploma una gigantesca lámpara estilo chandelier con centenares de cristales rojos.


Descending Light, 2007. Ai Weiwei

















La iluminación atractiva embauca la mirada de niños y adultos que, lejos de entender la intención del artista de expresar la caída del régimen comunista chino, permanecen absortos ante el juego de luces, sombras y destellos de la obra. En la información de la obra podremos leer cómo el título de esta pieza evoca la "Nude Descending a Staircase" de Marcel Duchamp, artista del que Ai Weiwei tiene gran influencia en su forma de enfrentarse al arte y a la cultura.

La última obra que traigo aquí es "Colored vases", una serie de jarras de cerámica supuestamente neolíticas que el artista ha pintado con colores industriales. ¿Son verdaderas o simplemente son otro producto más del 'made in China'? El artista se encarga de hacernos dudar al respecto pero si realmente han sido manipuladas, ¿pierden su valor como obra artística o por el contrario tienen un valor añadido, el valor del arte del siglo XXI?

 Colored vases, 2006. Ai Weiwei

Si somos capaces de aceptar y valorar con cierta admiración las intervenciones de rehabilitación en edificios o espacios públicos que hasta el momento habían sido olvidados, por qué no hacer lo mismo con bienes muebles. 

"El espíritu creador no pregunta, sabe" Salvador de Madariaga.

martes, 19 de marzo de 2013

Redescubriendo Granada en el siglo XXI

Ya había visitado Granada en varias ocasiones anteriores, pero siempre descubres algo nuevo. En mi última visita, el tiempo no acompañó, diluviaba, el frío te calaba hasta el alma y un viento frío que rodeaba la Alhambra se adentraba en la ciudad por el recorrido del Darro. 

Las primeras líneas de la guía de la ciudad de la editorial Lonely Planet definía "Granada ha sido glosada por Lorca y diseccionada por Brenan. Granada ha parido esa música híbrida de sentires y tonalidades, de llantos y gozos que es el flamenco. Y a lo largo de su historia ha enamorado por igual a reyes musulmanes, a nómadas gitanos procedentes de la India y a ilustres viajeros internacionales. Entre la copla de Carlos Cano y el rock de Miguel Ríos. Entre el mar y la montaña, entre el Darro y el Genil, atrapada entre colinas, prisionera de su herencia musulmana, judía y cristiana, Granada es, quizá más que ninguna otra ciudad, un lugar donde tiempo y espacio se funden".

Es cierto. La majestuosidad de la Torre de la Vela de la Alcazaba coronando la ciudad envuelve tu mirada desde la orilla del río. Es una ciudad, que año tras año, década tras década, mantiene su mirada hacia el infinito más alto, ya que la arcilla rojiza capta tu atención desde el primer momento en que vislumbras una pequeña porción del tapiz árabe.

 Nuevas miradas de la Alhambra I, II y III. Elaboración propia.

Pero no todo en Granada es Alhambra, también hay tapas (y exquisitas, por cierto). En este viaje he descubierto un nuevo espacio en el que la tapa tradicional se prepara al modo 'siglo XXI'. Cerca de la Catedral, pero lo suficientemente lejos como para evitar la masa humana de 'guiris' de calcetín con chancla y comida chiclosa, se ubica El Colmao. La carta es muy extensa, desde aquí recomiendo, al que tenga oportunidad, pedir el montadito de presa. Exquisito. No os digo más: no puedo mostraros la foto porque me lo zampé en dos segundos.

Por último, os traigo el auténtico descubrimiento de este viaje: la rehabilitación de la muralla nazarí en el Alto Albaicín. Siempre me he quedado con ganas y fuerzas de visitarla pero finalmente llegó el día. Tras ascender el cerro de San Miguel desde el río Darro a través del Albaicín por un escarpado recorrido, llegamos a un paisaje muy próximo a la ciudad y a la naturaleza simultáneamente. El arquitecto dispone un elemento que funciona a modo de puerta entre la ciudad antigua y la nueva desde una posición privilegiada que es capaz de redefinir el trazado histórico manteniendo una pequeña distancia de separación, de modo que la actualidad acaricia la historia.


  Miradas desde lo alto I, II y III. Elaboración propia.
La intervención se realiza en granito rosa dejando huecos libres por los que entra la luz, evocando las tonalidades y las celosías de la Alhambra. La mirada descubre miradores de ínfimo tamaño por los que se observa la ciudad desde el interior de forma fragmentada. 

Una mirada extasiada que abarca aquellos territorios, ríos, cumbres,… la inmensidad del espacio bajo sus pies. Esta nueva mirada que se acerca al paisaje, a la arquitectura y a la memoria es la que debemos potenciar para comprender la historia pasada desde el presente para crear futuro.

lunes, 11 de marzo de 2013

Familia de artistas

El hecho de provenir de una familia de artistas hay determinados casos, como es el mío, en los que no lo puedes negar. Arquitectos, cantantes, pintores,... todos ellos bajo una mirada común, el ensalzamiento de la cultura por excelencia.

En este post de hoy os quiero mostrar la obra de uno de ellos, Pepe Jiménez. Hasta hace unos años era total desconocedora de esta faceta y, la verdad, cuando descubres una belleza hecha lienzo, te percatas de cuánto tiempo has desperdiciado buscando en museos aquello que tenías en casa.

En el siglo XX, las reflexiones planteadas en torno a las aptitudes plásticas y estéticas de ciertos artistas en la historia del arte redefinen unos nuevos límites en los que es posible plantearse estas preguntas: ¿qué es el arte?, ¿para qué sirve? ¿quién determina que el arte realemente lo es?, ¿quién es artista?,...

Los debates filosóficos establecidos en este sentido han sido fructíferos con el paso de los años, hasta poder constituir la afirmación "será arte todo aquello lo que yo considere así", pero el verdadero artista no necesita mostrar al mundo su resultado en instituciones academicistas que encierran y encorsetan su obra porque el verdadero encanto está dentro de él mismo.

 Mujer desnuda y con sombrilla.
Óleo sobre lienzo. 2005.
Pepe Jiménez

Atardecer en La Habana.
Óleo sobre lienzo. 2005.
Pepe Jiménez

Un artista es el que tiene el genio para inventar y crear, pero que además tiene la habilidad para llevarlo a cabo en la realidad. En estas obras que hoy os muestro, se percibe el compromiso con la trasmisión de un mensaje concreto, buscando ir más allá del momento de disfrute estético del espectador. 

Alegoría a las autonomías.
Témpera sobre cartulina. 1979.
Pepe Jiménez


Pepe Jiménez sabe interpretar la realidad a través de una materia inicial que se amolda, desnuda, desvela y muestra ante nuestros ojos como el verdadero significado del gozo estético con el fin de comunicar una verdad esencial e indiscutible. La realización de este tipo de pinturas sólo es posible a través de un viaje de reencuentro y sinergia con las plásticas y la vivencia adquirida con el paso de los años que hacen posible la esencia de lo sensible, alejándonos de la superficialidad con la que miramos las cosas.

En este sentido, me gustaría destacar las palabras que expresó en su día Palazuelo para un reportaje de Televisión Española: "El ojo mira y no ve necesariamente. Muchas veces se ve a mucha gente que mira lo que hay alrededor y no se entera de lo que está mirando. No ve lo que está mirando. Entonces hay una diferencia entre el mirar y el ver que ya es indicadora de algo que va más allá de la pura visión sensual del sentido de la vista. Esa es la imaginación. La imaginación visionaria no es una denominación gratuita. Es que la imaginación ve".

Barra de La Coquina.
Témpera y collage sobre cartulina.
Pepe Jiménez


En la actualidad, a los aficionados al arte, nos cuesta con mayor frecuencia reconocer obras que aporten un refugio a la reflexión frente a lo superfluo de la contemporaneidad en la que vivimos. Este artista y familia, da un ejemplo de ello.

Las últimas huellas en el paisaje


El paisaje es un producto de nuestra mirada compleja y, por ello, tiene una fuerte componente subjetiva; depende directamente de las convenciones del arte y la literatura o de la disponibilidad del tiempo que nos permite observarlo. Del mismo modo, el paisaje lleva asociado a él una serie de valores que representa las civilizaciones que han dejado, a veces conscientemente y otras no tanto, su huella en él, lo que reclama una interpretación del mismo.

Y son estas huellas, convertidas en marcas en la ciudad, las que conforman los paisajes de principio del siglo XX. Estas huellas son las que Ignasi Solà-Morales, catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, entiende como parte fundamental de la comprensión del paisaje.
La identidad, el genius loci, que cada sociedad ha construido, es una memoria selectiva de los distintos hechos históricos, relaciones sociales y singularidades de un paisaje. De este modo, por ejemplo, Viena decide identificarse con sus construcciones imperialista de principios del siglo XX, y no por su arquitectura  secesionista.

De esta manera, las huellas de identidad del paisaje se convierten en marcas con las que publicitarlos  y hacer que sean atractivos, no sólo para sus habitantes sino generar un sentimiento de atracción mundial, donde el turista sea su mejor promotor y se rentabilicen estos paisajes. A comienzos del siglo XX, las agencias publicitarias se profesionalizan y la creatividad se convierte en el factor clave de la publicidad. Con la inclusión de ésta última en todos los asuntos de la ciudad, la identidad del paisaje se convierte en marca.

La marca pasa a convertir el paisaje en una imagen icónica y sublime de los espacios, una imagen verdadera y cotidiana. Un paisaje tan contaminado y alterado como real. Comienza así, a surgir la belleza en paisajes que evidencian la destrucción; ahora son bellas las escenas de gasolineras, carreteras interminables, grandes aparcamientos, piscinas despobladas o trozos de ciudad abandonados. Una iconografía que pasa a convertirse en símbolo de la cotidianeidad y en los nuevos paisajes. Aparecen los paisajes pop.

Lo urbano, los suburbios, las zonas industriales, las vías del tren o las nuevas áreas en construcción toman relevancia en cuanto a la representación de los paisajes. La soledad se vuelve atractiva, y es ésta soledad la fuente de inspiración de Edward Hopper. Centrando su obra en Nueva York, pero perfectamente transferible a otros lugares, el artista capta esa soledad que le invade en la gran ciudad, se aleja de la moda y el progreso para centrarse en representar los paisajes tal y como son, tal y como se sienten. La conceptualización de estos  pasajes se vuelve más compleja aún, ya que como Freud indicaba en El malestar de la cultura, a razón de lo complicado de analizar los sentimientos, “se puede intentar la descripción de sus manifestaciones fisiológicas […], pero cuando esto no es posible…, no queda sino atenerse al contenido ideacional que más fácilmente se asocie a dicho sentimiento”.

Nighthawks. Edward Hopper. 

Por lo tanto, Hopper consigue crear paisajes en los que se representan universos personales y completamente diferentes a los que hasta el momento se habían expuestos a la sociedad. Paisajes contaminados, paisajes solitarios, cargados de esa sensación de soledad y melancolía que invade al observador al contemplarlos e intentar buscar ‘vida’ en ellos a través de sus ventanas.

Del mismo modo, el artista Edward Ruscha ha realizado una fuerte contribución a la concepción de estos paisajes. El abandono de la naturaleza como representación máxima de los paisajes, junto con la inclusión de palabras, es una parte fundamental de su obra. La vida cotidiana y la ciudad se convierten en lienzo para los artistas que buscan esos nuevos paisajes con los que identificarse, con los que conformar su identidad y cambiar el imaginario colectivo de la sociedad que demanda ese cambio.

Edward Ruscha
Future thinking/Ed Ruscha by Katieknowles

A pesar de centrar su obra en  EEUU, ambos artistas representan las situaciones que ocurren en muchas partes del mundo. La mirada fija sobre piscinas, gasolineras, calles, palmeras,… incitan a una mirada propia del entorno que refleja la nueva imagen de ciudad; se crea un nuevo paisaje que se aleja de la visión onírica tradicional del paisaje, para acercarse a representar las inquietudes intelectuales que tenían lugar. 

Estos paisajes están llenos de de motivos arquitectónicos, lo que define lo evocativo, enigmático y figurativo de los lugares, pero simultáneamente, se encuentran cargados de un gran valor reflexivo y melancólico.


martes, 12 de febrero de 2013

El desmantelamiento de los paisajes industriales


Debido a la publicidad y a la globalización que expone en el escaparate mundial las intervenciones urbanas de todas las ciudades actuales, los procesos de recuperación de las áreas industriales urbanas se extienden por el territorio.

Con propuestas fundamentadas en el rescate del patrimonio industrial aparecen viviendas sociales contemporáneas en edificios residenciales originados para dar cabida a la sociedad productiva de la revolución industrial. Estos procesos de recuperación ofrecen nuevas condiciones de vida muy superiores a las anteriores por medio de pequeñas modificaciones en los cerramientos, en las distribuciones interiores y en la relación con el entorno. En Europa, las actuaciones de Lacaton & Vassal, como la realizada en la Tour Bois le Prêtre (París, 2011), responde a una arquitectura utilizada para preservar el tejido industrial obsoleto y devolverlo a la ciudadanía, con el fin de que ésta sea capaz de identificarse y apropiarse de él.


Pero no sólo debemos recuperar el uso olvidado, sino que debemos configurar la trama industrial de modo que, mediante la posibilidad de cambio de uso, se enriquezca el tejido urbano. De este modo, silos, antiguas fábricas, estaciones de ferrocarril abandonadas por el desuso, gaseoductos,… se transforman para albergar nuevos usos en función de la demanda urbana y social del emplazamiento urbano que tengan. Esta es la idea que utilizan como punto de partida los arquitectos holandeses MVRDV en la recuperación de dos antiguos silos como nueva zona residencial en el proyecto de viviendas Gemini Residence en Copenhage, donde los antiguos edificios son transformados en dos torres vacías a las que se les pegan perimetralmente las residencias; ambos edificios presentan coberturas de cristal que facilitan las vistas del paisaje portuario en el que se erigen.


Del mismo modo, cabe destacar la intervención realizada por Jean Nouvel, Coop Himmelb(l)au, Manfred Wehdorn y Wilhelm Holzbauer. En ella transforman cuatro antiguos gasómetros de la ciudad de Viena en un nuevo espacio de ocio y residencia bajo la mirada de la ciudad nueva que crece a su alrededor. Holzbauer  y Wehdorn dotan de un nuevo uso residencial a los edificios; el primero elimina la plaza interior, ya que sitúa en este lugar las intalaciones necesarios, mientras que el segundo ubica las viviendas anexadas al perímetro de manera escalonada dejando un jardín en su interior. Coop Himmelb(l)au opta por conservar el gasómetro preexistente adhiriéndole una nueva pieza en líneas deconstructivistas, que actúa a modo de escudo cubriendo una parte de la fachada. Por último, Nouvel plantea un centro comercial que conecta todos los gasómetros por su interior dejando ver las estructuras originales a través del uso de vidrio, espejos y transparencias.

Gasómetros. Viena

En Andalucía, la recuperación de edificios y entornos urbanos de zonas urbanas pertenecientes con anterioridad al tejido productivo de la ciudad consta ya de varias décadas. Debido al abandono, estos edificios, que no poseen más de cuarenta años de antigüedad, presentan un deterioro mucho mayor al que les correspondería, por lo que podemos afirmar que los procesos de obsolescencia se agravan debido a la intensidad con que se ha producido este envejecimiento y, tienen como resultado, el consecuente deterioro social que, por otro lado, es mucho más difícil de solventar.

La supervivencia de estos lugares depende en gran medida de la resiliencia. Este concepto define la capacidad de los sistemas -tanto urbanos como territoriales, sociales, físicos,… para soportar perturbaciones y conservar características fundamentales tras esta perturbación. Un sistema con alto nivel de resiliencia destaca por su diversidad, por sus conexiones y por su respuesta al cambio. Sin embargo, la ciudad actual es un espacio de lo individual, pero simultáneamente dependiente y carente de identidad social, que se aleja de complejizar redes entres sus ciudadanos.

Nos enfrentamos de este modo, a espacios idóneos donde actuar con intervenciones que combatan esta obsolescencia y generen dinámicas urbanas modernas y que verdaderamente respondan a las necesidades que demanda la sociedad. Son espacios de oportunidad para ensayar nuevos modos de vida urbanos, donde la reutilización, la sensibilización y la rehabilitación social se convierte en su seña de identidad, haciéndolos más fuertes y resilientes.