martes, 19 de marzo de 2013

Redescubriendo Granada en el siglo XXI

Ya había visitado Granada en varias ocasiones anteriores, pero siempre descubres algo nuevo. En mi última visita, el tiempo no acompañó, diluviaba, el frío te calaba hasta el alma y un viento frío que rodeaba la Alhambra se adentraba en la ciudad por el recorrido del Darro. 

Las primeras líneas de la guía de la ciudad de la editorial Lonely Planet definía "Granada ha sido glosada por Lorca y diseccionada por Brenan. Granada ha parido esa música híbrida de sentires y tonalidades, de llantos y gozos que es el flamenco. Y a lo largo de su historia ha enamorado por igual a reyes musulmanes, a nómadas gitanos procedentes de la India y a ilustres viajeros internacionales. Entre la copla de Carlos Cano y el rock de Miguel Ríos. Entre el mar y la montaña, entre el Darro y el Genil, atrapada entre colinas, prisionera de su herencia musulmana, judía y cristiana, Granada es, quizá más que ninguna otra ciudad, un lugar donde tiempo y espacio se funden".

Es cierto. La majestuosidad de la Torre de la Vela de la Alcazaba coronando la ciudad envuelve tu mirada desde la orilla del río. Es una ciudad, que año tras año, década tras década, mantiene su mirada hacia el infinito más alto, ya que la arcilla rojiza capta tu atención desde el primer momento en que vislumbras una pequeña porción del tapiz árabe.

 Nuevas miradas de la Alhambra I, II y III. Elaboración propia.

Pero no todo en Granada es Alhambra, también hay tapas (y exquisitas, por cierto). En este viaje he descubierto un nuevo espacio en el que la tapa tradicional se prepara al modo 'siglo XXI'. Cerca de la Catedral, pero lo suficientemente lejos como para evitar la masa humana de 'guiris' de calcetín con chancla y comida chiclosa, se ubica El Colmao. La carta es muy extensa, desde aquí recomiendo, al que tenga oportunidad, pedir el montadito de presa. Exquisito. No os digo más: no puedo mostraros la foto porque me lo zampé en dos segundos.

Por último, os traigo el auténtico descubrimiento de este viaje: la rehabilitación de la muralla nazarí en el Alto Albaicín. Siempre me he quedado con ganas y fuerzas de visitarla pero finalmente llegó el día. Tras ascender el cerro de San Miguel desde el río Darro a través del Albaicín por un escarpado recorrido, llegamos a un paisaje muy próximo a la ciudad y a la naturaleza simultáneamente. El arquitecto dispone un elemento que funciona a modo de puerta entre la ciudad antigua y la nueva desde una posición privilegiada que es capaz de redefinir el trazado histórico manteniendo una pequeña distancia de separación, de modo que la actualidad acaricia la historia.


  Miradas desde lo alto I, II y III. Elaboración propia.
La intervención se realiza en granito rosa dejando huecos libres por los que entra la luz, evocando las tonalidades y las celosías de la Alhambra. La mirada descubre miradores de ínfimo tamaño por los que se observa la ciudad desde el interior de forma fragmentada. 

Una mirada extasiada que abarca aquellos territorios, ríos, cumbres,… la inmensidad del espacio bajo sus pies. Esta nueva mirada que se acerca al paisaje, a la arquitectura y a la memoria es la que debemos potenciar para comprender la historia pasada desde el presente para crear futuro.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias! No soy fotógrafa profesional pero intento encuadrarlas lo mejor que puedo. Se agradecen los comentarios.

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