viernes, 24 de mayo de 2013

Hola desde Chile

Después de más de un mes de ausencias bloggeras, aquí estoy de nuevo.

Como turista, la llegada a un país nuevo siempre se me antoja emocionante y como arquitecta, procuro empaparme de toda obra arquitectónica posible. Por ello, este primer post chileno está dedicado al arquitecto Mathías Klotz.

Desde mi corta experiencia en la arquitectura (sólo llevo dedicada a ello diez escasos años, con todo lo que hay por aprender!!), creo que la obra de este arquitecto chileno es verdaderamente elegante y vinculada estrechamente a la ciudad contemporánea. Ha realizado diversos trabajos de edificios públicos pero, indudablemente, su punto fuerte son las viviendas unifamiliares, en las que podemos apreciar su buenhacer arquitectónico.

Sólo mostraré tres ejemplos, a quien le interese descubrir más a cerca de él, puede visitar su página oficial http://www.mathiasklotz.com/

En primer lugar, la casa 11 mujeres. Una residencia de verano, alejada 160 km de la capital, ideada para dar alojamiento a una pareja de divorciados con once hijas entre ambos, con unas maravillosas vistas al pacífico. La vivienda se proyecta como un único volumen de hormigón visto que desciende tres plantas sin despegar la mirada al océano y por el que se accede en su parte superior.  Asimismo, se ha diseñado una pequeña casa de invitados bajo la terraza de la piscina, dotando de privacidad a los huéspedes.


En segundo lugar, la casa techos, ubicada al sur de Argentina, se implanta en el corazón del bosque. La vivienda se resuelve en dos niveles, reservando el superior a la vida familiar más íntima y abriendo el inferior a las visitas. Le debe su nombre a la aparición de pequeños techos inclinados que, a la vez que cumplir con la normativa fijada, permiten la entrada de luz a todas las estancias. 


Por último, la casa Ponce, es una por las que más predilección siento.  Con importante vegetación y el río de La Plata alrededor, parece estar quebrada en el terreno por medio de dos volúmenes, uno opaco y otro transparente, descansando el primero en el segundo. Todo ello, permite la adaptación completa al entorno en el que se inserta y, simultáneamente, crear espacios de intimidad para sus usuarios.

Casa Ponce. Mathías Klotz
Foto: Roland Halbe

Todo ello, muestra de una arquitectura sencilla, alejada de ambiciones superficiales y claro ejemplos de sencillez y pureza, ya que como el propio arquitecto asegura, "la mejor arquitectura es la que menos se ve".

lunes, 22 de abril de 2013

Despidiendo la feria, destino Chile

He tenido un poco olvidado el blog, pero es que hemos estado liados con la feria y los preparativos de un viaje.

Chile se nos presenta como una oportunidad para conocer una nueva cultura, un país diferente y múltiples oportunidades para la investigación. Eso sí, E y yo no olvidaremos el calor sevillano, el levante de Cádiz, el pescaíto frito, el botellín de cruzcampo, el jamón y, menos aún, la gente buena que dejamos aquí. Por eso, y por la pena que da dejar la tierra que te vio nacer y crecer, no quiero extenderme más y dejaros con un buen sabor con las siguientes palabras.

La brisa del mar, la arena y la sal de aquellas playas.
Conmigo estarán, me acompañarán por donde vaya.
La serena luz del cielo andaluz dorada y malva,
el beso del sol rallando el alba,
la luna mirándose en el mar.
Conmigo estarán las dunas ardientes de Doñana, 
el dulce frescor de sus mañanas,
la tarde muriendo en el pinar
y el resplandor azul de su mirada.

Un río inmortal que muere en la paz de Bajoguía,
un fino cristal de fresca y dorada manzanilla,
un viejo cantar que suena entre vasos de aguardiente
en la dulce calma de poniente
cuando se regresa de la mar.
Silencio del sur, ardiente en las tardes de levante
sagrado litúrgico y doliente,
no existe una tierra como tú.
Me alumbrará tu luz hasta la muerte.

El silencio del sur. José Manuel Soto




miércoles, 27 de marzo de 2013

AI WEIWEI en Sevilla


Hay veces que el alzar se pone de tu parte y tus peticiones a la nada son oídas. Tras perderme las famosas 'sunflower seeds' en la sala de turbinas de la Tate Modern de Londres, un pedacito pequño de ellas han venido a Sevilla.

El Monasterio de Santa María de las Cuevas en la Cartuja (s. XIV), convertido en una fábrica de loza y cerámica en el siglo XIX por el empresario británico Charles Pickman para, más tarde, ya en 1992, ser el pabellón real de la Exposición Universal y en la actualidad transformarse en un hervidero de cultura, estética, belleza y arte. Con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, abierto al público desde 1997, la cerámica regresa al inicio de un ciclo transformador donde el interés por la arquitectura, la industria y la cultura se pueden sentir al recorrer las distintas salas del museo.

Muchas son las obras de Ai Weiwei expuestas en este espacio. Este post no pretende ser un catálogo de ellas, ya que la entrada al centro es asequible y accesible por todos aquellos que estén interesados en visitarlas. La exposición podrá verse en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo hasta el 30 de junio de este año.

La primera parada en este breve recorrido debemos hacerla en las 3.300.000 pipas que se han instalado en la capilla de Colón del antiguo Monasterio. Encerradas y protegidas como si de lingotes de oro expuestos se tratase se muestran al visitante en un espacio tan atractivo como la intervención en sí. (Sunflower seeds, 2010)

La siguiente estación del camino actúa como método de parada y captación de atención de los observadores. De las paredes de la antigua iglesia se desploma una gigantesca lámpara estilo chandelier con centenares de cristales rojos.


Descending Light, 2007. Ai Weiwei

















La iluminación atractiva embauca la mirada de niños y adultos que, lejos de entender la intención del artista de expresar la caída del régimen comunista chino, permanecen absortos ante el juego de luces, sombras y destellos de la obra. En la información de la obra podremos leer cómo el título de esta pieza evoca la "Nude Descending a Staircase" de Marcel Duchamp, artista del que Ai Weiwei tiene gran influencia en su forma de enfrentarse al arte y a la cultura.

La última obra que traigo aquí es "Colored vases", una serie de jarras de cerámica supuestamente neolíticas que el artista ha pintado con colores industriales. ¿Son verdaderas o simplemente son otro producto más del 'made in China'? El artista se encarga de hacernos dudar al respecto pero si realmente han sido manipuladas, ¿pierden su valor como obra artística o por el contrario tienen un valor añadido, el valor del arte del siglo XXI?

 Colored vases, 2006. Ai Weiwei

Si somos capaces de aceptar y valorar con cierta admiración las intervenciones de rehabilitación en edificios o espacios públicos que hasta el momento habían sido olvidados, por qué no hacer lo mismo con bienes muebles. 

"El espíritu creador no pregunta, sabe" Salvador de Madariaga.

martes, 19 de marzo de 2013

Redescubriendo Granada en el siglo XXI

Ya había visitado Granada en varias ocasiones anteriores, pero siempre descubres algo nuevo. En mi última visita, el tiempo no acompañó, diluviaba, el frío te calaba hasta el alma y un viento frío que rodeaba la Alhambra se adentraba en la ciudad por el recorrido del Darro. 

Las primeras líneas de la guía de la ciudad de la editorial Lonely Planet definía "Granada ha sido glosada por Lorca y diseccionada por Brenan. Granada ha parido esa música híbrida de sentires y tonalidades, de llantos y gozos que es el flamenco. Y a lo largo de su historia ha enamorado por igual a reyes musulmanes, a nómadas gitanos procedentes de la India y a ilustres viajeros internacionales. Entre la copla de Carlos Cano y el rock de Miguel Ríos. Entre el mar y la montaña, entre el Darro y el Genil, atrapada entre colinas, prisionera de su herencia musulmana, judía y cristiana, Granada es, quizá más que ninguna otra ciudad, un lugar donde tiempo y espacio se funden".

Es cierto. La majestuosidad de la Torre de la Vela de la Alcazaba coronando la ciudad envuelve tu mirada desde la orilla del río. Es una ciudad, que año tras año, década tras década, mantiene su mirada hacia el infinito más alto, ya que la arcilla rojiza capta tu atención desde el primer momento en que vislumbras una pequeña porción del tapiz árabe.

 Nuevas miradas de la Alhambra I, II y III. Elaboración propia.

Pero no todo en Granada es Alhambra, también hay tapas (y exquisitas, por cierto). En este viaje he descubierto un nuevo espacio en el que la tapa tradicional se prepara al modo 'siglo XXI'. Cerca de la Catedral, pero lo suficientemente lejos como para evitar la masa humana de 'guiris' de calcetín con chancla y comida chiclosa, se ubica El Colmao. La carta es muy extensa, desde aquí recomiendo, al que tenga oportunidad, pedir el montadito de presa. Exquisito. No os digo más: no puedo mostraros la foto porque me lo zampé en dos segundos.

Por último, os traigo el auténtico descubrimiento de este viaje: la rehabilitación de la muralla nazarí en el Alto Albaicín. Siempre me he quedado con ganas y fuerzas de visitarla pero finalmente llegó el día. Tras ascender el cerro de San Miguel desde el río Darro a través del Albaicín por un escarpado recorrido, llegamos a un paisaje muy próximo a la ciudad y a la naturaleza simultáneamente. El arquitecto dispone un elemento que funciona a modo de puerta entre la ciudad antigua y la nueva desde una posición privilegiada que es capaz de redefinir el trazado histórico manteniendo una pequeña distancia de separación, de modo que la actualidad acaricia la historia.


  Miradas desde lo alto I, II y III. Elaboración propia.
La intervención se realiza en granito rosa dejando huecos libres por los que entra la luz, evocando las tonalidades y las celosías de la Alhambra. La mirada descubre miradores de ínfimo tamaño por los que se observa la ciudad desde el interior de forma fragmentada. 

Una mirada extasiada que abarca aquellos territorios, ríos, cumbres,… la inmensidad del espacio bajo sus pies. Esta nueva mirada que se acerca al paisaje, a la arquitectura y a la memoria es la que debemos potenciar para comprender la historia pasada desde el presente para crear futuro.

lunes, 11 de marzo de 2013

Familia de artistas

El hecho de provenir de una familia de artistas hay determinados casos, como es el mío, en los que no lo puedes negar. Arquitectos, cantantes, pintores,... todos ellos bajo una mirada común, el ensalzamiento de la cultura por excelencia.

En este post de hoy os quiero mostrar la obra de uno de ellos, Pepe Jiménez. Hasta hace unos años era total desconocedora de esta faceta y, la verdad, cuando descubres una belleza hecha lienzo, te percatas de cuánto tiempo has desperdiciado buscando en museos aquello que tenías en casa.

En el siglo XX, las reflexiones planteadas en torno a las aptitudes plásticas y estéticas de ciertos artistas en la historia del arte redefinen unos nuevos límites en los que es posible plantearse estas preguntas: ¿qué es el arte?, ¿para qué sirve? ¿quién determina que el arte realemente lo es?, ¿quién es artista?,...

Los debates filosóficos establecidos en este sentido han sido fructíferos con el paso de los años, hasta poder constituir la afirmación "será arte todo aquello lo que yo considere así", pero el verdadero artista no necesita mostrar al mundo su resultado en instituciones academicistas que encierran y encorsetan su obra porque el verdadero encanto está dentro de él mismo.

 Mujer desnuda y con sombrilla.
Óleo sobre lienzo. 2005.
Pepe Jiménez

Atardecer en La Habana.
Óleo sobre lienzo. 2005.
Pepe Jiménez

Un artista es el que tiene el genio para inventar y crear, pero que además tiene la habilidad para llevarlo a cabo en la realidad. En estas obras que hoy os muestro, se percibe el compromiso con la trasmisión de un mensaje concreto, buscando ir más allá del momento de disfrute estético del espectador. 

Alegoría a las autonomías.
Témpera sobre cartulina. 1979.
Pepe Jiménez


Pepe Jiménez sabe interpretar la realidad a través de una materia inicial que se amolda, desnuda, desvela y muestra ante nuestros ojos como el verdadero significado del gozo estético con el fin de comunicar una verdad esencial e indiscutible. La realización de este tipo de pinturas sólo es posible a través de un viaje de reencuentro y sinergia con las plásticas y la vivencia adquirida con el paso de los años que hacen posible la esencia de lo sensible, alejándonos de la superficialidad con la que miramos las cosas.

En este sentido, me gustaría destacar las palabras que expresó en su día Palazuelo para un reportaje de Televisión Española: "El ojo mira y no ve necesariamente. Muchas veces se ve a mucha gente que mira lo que hay alrededor y no se entera de lo que está mirando. No ve lo que está mirando. Entonces hay una diferencia entre el mirar y el ver que ya es indicadora de algo que va más allá de la pura visión sensual del sentido de la vista. Esa es la imaginación. La imaginación visionaria no es una denominación gratuita. Es que la imaginación ve".

Barra de La Coquina.
Témpera y collage sobre cartulina.
Pepe Jiménez


En la actualidad, a los aficionados al arte, nos cuesta con mayor frecuencia reconocer obras que aporten un refugio a la reflexión frente a lo superfluo de la contemporaneidad en la que vivimos. Este artista y familia, da un ejemplo de ello.

Las últimas huellas en el paisaje


El paisaje es un producto de nuestra mirada compleja y, por ello, tiene una fuerte componente subjetiva; depende directamente de las convenciones del arte y la literatura o de la disponibilidad del tiempo que nos permite observarlo. Del mismo modo, el paisaje lleva asociado a él una serie de valores que representa las civilizaciones que han dejado, a veces conscientemente y otras no tanto, su huella en él, lo que reclama una interpretación del mismo.

Y son estas huellas, convertidas en marcas en la ciudad, las que conforman los paisajes de principio del siglo XX. Estas huellas son las que Ignasi Solà-Morales, catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, entiende como parte fundamental de la comprensión del paisaje.
La identidad, el genius loci, que cada sociedad ha construido, es una memoria selectiva de los distintos hechos históricos, relaciones sociales y singularidades de un paisaje. De este modo, por ejemplo, Viena decide identificarse con sus construcciones imperialista de principios del siglo XX, y no por su arquitectura  secesionista.

De esta manera, las huellas de identidad del paisaje se convierten en marcas con las que publicitarlos  y hacer que sean atractivos, no sólo para sus habitantes sino generar un sentimiento de atracción mundial, donde el turista sea su mejor promotor y se rentabilicen estos paisajes. A comienzos del siglo XX, las agencias publicitarias se profesionalizan y la creatividad se convierte en el factor clave de la publicidad. Con la inclusión de ésta última en todos los asuntos de la ciudad, la identidad del paisaje se convierte en marca.

La marca pasa a convertir el paisaje en una imagen icónica y sublime de los espacios, una imagen verdadera y cotidiana. Un paisaje tan contaminado y alterado como real. Comienza así, a surgir la belleza en paisajes que evidencian la destrucción; ahora son bellas las escenas de gasolineras, carreteras interminables, grandes aparcamientos, piscinas despobladas o trozos de ciudad abandonados. Una iconografía que pasa a convertirse en símbolo de la cotidianeidad y en los nuevos paisajes. Aparecen los paisajes pop.

Lo urbano, los suburbios, las zonas industriales, las vías del tren o las nuevas áreas en construcción toman relevancia en cuanto a la representación de los paisajes. La soledad se vuelve atractiva, y es ésta soledad la fuente de inspiración de Edward Hopper. Centrando su obra en Nueva York, pero perfectamente transferible a otros lugares, el artista capta esa soledad que le invade en la gran ciudad, se aleja de la moda y el progreso para centrarse en representar los paisajes tal y como son, tal y como se sienten. La conceptualización de estos  pasajes se vuelve más compleja aún, ya que como Freud indicaba en El malestar de la cultura, a razón de lo complicado de analizar los sentimientos, “se puede intentar la descripción de sus manifestaciones fisiológicas […], pero cuando esto no es posible…, no queda sino atenerse al contenido ideacional que más fácilmente se asocie a dicho sentimiento”.

Nighthawks. Edward Hopper. 

Por lo tanto, Hopper consigue crear paisajes en los que se representan universos personales y completamente diferentes a los que hasta el momento se habían expuestos a la sociedad. Paisajes contaminados, paisajes solitarios, cargados de esa sensación de soledad y melancolía que invade al observador al contemplarlos e intentar buscar ‘vida’ en ellos a través de sus ventanas.

Del mismo modo, el artista Edward Ruscha ha realizado una fuerte contribución a la concepción de estos paisajes. El abandono de la naturaleza como representación máxima de los paisajes, junto con la inclusión de palabras, es una parte fundamental de su obra. La vida cotidiana y la ciudad se convierten en lienzo para los artistas que buscan esos nuevos paisajes con los que identificarse, con los que conformar su identidad y cambiar el imaginario colectivo de la sociedad que demanda ese cambio.

Edward Ruscha
Future thinking/Ed Ruscha by Katieknowles

A pesar de centrar su obra en  EEUU, ambos artistas representan las situaciones que ocurren en muchas partes del mundo. La mirada fija sobre piscinas, gasolineras, calles, palmeras,… incitan a una mirada propia del entorno que refleja la nueva imagen de ciudad; se crea un nuevo paisaje que se aleja de la visión onírica tradicional del paisaje, para acercarse a representar las inquietudes intelectuales que tenían lugar. 

Estos paisajes están llenos de de motivos arquitectónicos, lo que define lo evocativo, enigmático y figurativo de los lugares, pero simultáneamente, se encuentran cargados de un gran valor reflexivo y melancólico.


martes, 12 de febrero de 2013

El desmantelamiento de los paisajes industriales


Debido a la publicidad y a la globalización que expone en el escaparate mundial las intervenciones urbanas de todas las ciudades actuales, los procesos de recuperación de las áreas industriales urbanas se extienden por el territorio.

Con propuestas fundamentadas en el rescate del patrimonio industrial aparecen viviendas sociales contemporáneas en edificios residenciales originados para dar cabida a la sociedad productiva de la revolución industrial. Estos procesos de recuperación ofrecen nuevas condiciones de vida muy superiores a las anteriores por medio de pequeñas modificaciones en los cerramientos, en las distribuciones interiores y en la relación con el entorno. En Europa, las actuaciones de Lacaton & Vassal, como la realizada en la Tour Bois le Prêtre (París, 2011), responde a una arquitectura utilizada para preservar el tejido industrial obsoleto y devolverlo a la ciudadanía, con el fin de que ésta sea capaz de identificarse y apropiarse de él.


Pero no sólo debemos recuperar el uso olvidado, sino que debemos configurar la trama industrial de modo que, mediante la posibilidad de cambio de uso, se enriquezca el tejido urbano. De este modo, silos, antiguas fábricas, estaciones de ferrocarril abandonadas por el desuso, gaseoductos,… se transforman para albergar nuevos usos en función de la demanda urbana y social del emplazamiento urbano que tengan. Esta es la idea que utilizan como punto de partida los arquitectos holandeses MVRDV en la recuperación de dos antiguos silos como nueva zona residencial en el proyecto de viviendas Gemini Residence en Copenhage, donde los antiguos edificios son transformados en dos torres vacías a las que se les pegan perimetralmente las residencias; ambos edificios presentan coberturas de cristal que facilitan las vistas del paisaje portuario en el que se erigen.


Del mismo modo, cabe destacar la intervención realizada por Jean Nouvel, Coop Himmelb(l)au, Manfred Wehdorn y Wilhelm Holzbauer. En ella transforman cuatro antiguos gasómetros de la ciudad de Viena en un nuevo espacio de ocio y residencia bajo la mirada de la ciudad nueva que crece a su alrededor. Holzbauer  y Wehdorn dotan de un nuevo uso residencial a los edificios; el primero elimina la plaza interior, ya que sitúa en este lugar las intalaciones necesarios, mientras que el segundo ubica las viviendas anexadas al perímetro de manera escalonada dejando un jardín en su interior. Coop Himmelb(l)au opta por conservar el gasómetro preexistente adhiriéndole una nueva pieza en líneas deconstructivistas, que actúa a modo de escudo cubriendo una parte de la fachada. Por último, Nouvel plantea un centro comercial que conecta todos los gasómetros por su interior dejando ver las estructuras originales a través del uso de vidrio, espejos y transparencias.

Gasómetros. Viena

En Andalucía, la recuperación de edificios y entornos urbanos de zonas urbanas pertenecientes con anterioridad al tejido productivo de la ciudad consta ya de varias décadas. Debido al abandono, estos edificios, que no poseen más de cuarenta años de antigüedad, presentan un deterioro mucho mayor al que les correspondería, por lo que podemos afirmar que los procesos de obsolescencia se agravan debido a la intensidad con que se ha producido este envejecimiento y, tienen como resultado, el consecuente deterioro social que, por otro lado, es mucho más difícil de solventar.

La supervivencia de estos lugares depende en gran medida de la resiliencia. Este concepto define la capacidad de los sistemas -tanto urbanos como territoriales, sociales, físicos,… para soportar perturbaciones y conservar características fundamentales tras esta perturbación. Un sistema con alto nivel de resiliencia destaca por su diversidad, por sus conexiones y por su respuesta al cambio. Sin embargo, la ciudad actual es un espacio de lo individual, pero simultáneamente dependiente y carente de identidad social, que se aleja de complejizar redes entres sus ciudadanos.

Nos enfrentamos de este modo, a espacios idóneos donde actuar con intervenciones que combatan esta obsolescencia y generen dinámicas urbanas modernas y que verdaderamente respondan a las necesidades que demanda la sociedad. Son espacios de oportunidad para ensayar nuevos modos de vida urbanos, donde la reutilización, la sensibilización y la rehabilitación social se convierte en su seña de identidad, haciéndolos más fuertes y resilientes.

martes, 5 de febrero de 2013

Poesía andaluza

Estos días están siendo un lío académico, profesional y personal, por eso, he estado desconectada de la red. Eso sí, siempre se consigue sacar tiempo para la diversión.

En este post os traigo un pequeño fragmento de un poemario espléndido. El autor, familiar de una amiga muy especial, es un chico talentoso, que sabe reflejar entre letras, versos y rimas la realidad más profundo de los sentimientos humanos.


El ejemplar en su totalidad es una música encantadora para los sentidos, merece la pena echarle un vistazo. Por tan sólo diez eurillos, es una magnífica inversión en la cultura andaluza. 


De vez en cuando, surge un acontecimiento lleno de fanfarria y emoción. Por favor, dedicadle unos minutos a su lectura.



jueves, 31 de enero de 2013

Rasgos de lo patrimonial

Uno de los aspectos fundamentales en el desarrollo de mi tesis doctoral es el de patrimonio, ya que su conceptualización global sirve de base para entender cómo el elemento arquitectónico de calidad sobrevive en el tejido urbano al transcurso del tiempo para llegar formando parte activa de la ciudad contemporánea.
La evolución de este término se origina anteriormente en la historia que el de paisaje. Podemos remontar su origen a la aparición del vocablo ‘memoria’ (mementum) ya presente en la Edad Antigua vinculado a las culturas egipcias, griegas y romanas. No obstante, su máximo esplendor se alcanza a través del arte, ya que es difícil separar la vida de éste. La belleza y la estética de los distintos elementos tienen una componente subjetiva, capaz de despertar en el observador inquietudes y conmoverlos, que los hace atractivos y objetos de coleccionismo.
Por ello, el patrimonio no se acaba, siempre está redefiniéndose, reconstruyéndose a sí mismo y al tejido urbano en el que se inserta. Al igual que no podemos entender el paisaje sin la condición humana, no podemos entender el patrimonio sin sujeto. Todo lo que genera identidad es patrimonio, por lo tanto, es una construcción colectiva y cultural.
Podemos afirmar que los tres pilares del patrimonio son la autenticidad del elemento arquitectónico, la defensa de lo público y el factor del desarrollo. En cuanto a su desarrollo, la producción de bienes es intrínseca al hombre, ya que siempre ha fabricado objetos (ropa, lanza, máquinas,…) destinados a una utilidad mecánica, con una función determinada. Si la funcionalidad para la que fueron creados deja de ser útil, quedarán obsoletos formando parte de la memoria del olvido. Sin embargo, si a pesar de su abandono, constituyen elementos singulares, destacan y se transmiten de unos a otros, formando parte del imaginario colectivo que compone una sociedad.

Castillete del pozo San Luis. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

La jerarquía de estos bienes protegidos viene establecida por la escala de valores que se le otorga al elemento y su importancia como punto integrante de la historia de un lugar y una sociedad. Como estas piezas nos atraen, son identitarios de un pasado, conforman el legado que heredar o dejar en herencia a las generaciones futuras. Este concepto define el momento en el que el patrimonio deja de ser nuestro y empezamos a preocuparnos lo que legamos a las generaciones venideras.
De todas las definiciones establecidas en torno al concepto de patrimonio, nos quedamos con la dictada por Georges Henri Rivière en la que establece que el patrimonio son “todos aquellos bienes materiales e inmateriales sobre los que, como un espejo, la población se contempla para reconocerse, donde busca la explicación del territorio donde está enraizada y en el que se sucedieron los pueblos que la precedieron. Un espejo que la gente ofrece a sus huéspedes para hacerse entender, en el respeto de su trabajo, de sus formas de comportamiento y de su intimidad”.
Debido a que se han dilatado los conceptos de patrimonio, existen muchos tipos de bienes (jardines, conjuntos, sitios históricos, zonas arqueológicas,…). Estos bienes son productivos, pueden funcionar como recurso social, pero para ello hay que gestionarlos de distinta manera, en relación a la época en la que nos encontremos. De este modo, podemos identificar distintas etapas según la capacidad protectora que se efectúe en el elemento arquitectónico; así en el siglo VI ac, se destruía lo ajeno para dominar la civilización foránea y en la década de los sesenta se realizaba una insistencia en relación al objeto aislado.
En la presente era patrimonial, hemos pasado a los bienes potenciadores del desarrollo. El patrimonio obliga a unas garantías en las que la transversalidad de su investigación requiere nuevos agentes implicados en una conceptualización más abstracta del término. No sólo corresponde a las Administraciones Públicas la carga de las políticas culturales, sino que la sociedad debe asumir responsabilidades en materias de protección, preservación y consumo del patrimonio, llegándose a incluir valores culturales, sociológicos, productivos, tecnológicos,… e incorporando el elemento arquitectónico en su contexto urbano.
La necesidad de abordar actuaciones de preservación y rescate del patrimonio y de crear acciones sociales que aboguen por la regeneración del tejido urbano en el que se ubican, es inevitable. Con ello no se pretende detener el proceso evolutivo de las ciudades, sino reorientarlo encontrando una relación patrimonio-sociedad equilibrada, ya que la transformación constante a la que ambos conceptos están sometidos perpetuan la imagen de ciudad a lo largo de los siglos. No es posible detener una ciudad en el tiempo como bien definía Ítalo Calvino en sus ciudades invisibles al definir Zora: ““Obligada a permanecer inmóvil e igual a sí misma para ser recordada mejor, Zora languideció, se deshizo y desapareció. La tierra la ha olvidado”; ya que las ciudades son creaciones realizadas por el hombre en constante y dinámica evolución.

Zora,oil and sand on canvas, 2006. 
Colleen Corradi Brannigan, cittainvisibili 

lunes, 21 de enero de 2013

El paisaje a través de la estética de lo sentimental


La forma en la que se ha representado la naturaleza y su paisaje ha estado condicionada por las actitudes que las distintas civilizaciones han tenido respecto a ella. Es en la Ilustración cuando se produce un nuevo cambio de mirada sobre el paisaje. Los artistas encuentran en la naturaleza la imagen romántica e idílica que buscan para sus obras y son capaces de despertar los sentidos de aquellos que las contemplan. En este sentido, debemos prestar especial atención a los pensamientos de Schpenhauer; el cual definió la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado, como parte fundamental de su estética, y todo lo que es estético es bello.

Como dijo el también filósofo David Hume, “la belleza de las cosas existe en el espíritu de quien las contempla”, es aquí donde radica la complejidad del término, pues los cánones de belleza, al igual que las sociedades con las que se encuentra íntimamente ligada, varía con el paso del tiempo. Del mismo modo, la naturaleza, y con ella los paisajes que genera, se encuentra en un constante proceso de cambio, es cíclica, no tiene principio ni fin. El intento de conservar una belleza natural absoluta sería nefasto, pues en algún punto de la línea temporal de la historia, el ciclo se cerraría para dar comienzo a uno nuevo en el que los cánones que dictaminan lo bello y lo sublime, serán diametralmente opuestos.

La obra de Caspar David Friedrich, nos sirven para narran ese dramatismo acuciante en el paisaje. “Niebla”, por ejemplo, se muestra ante nuestros ojos como un ejercicio de adivinación, la niebla cubre toda nuestra mirada y hemos de dejar paso a la imaginación e intuición para poder apreciar la belleza, ya que como el propio Friedrich dijo: “cuando un lugar se cubre de niebla parece mayor, más sublime, y eleva la imaginación, y tensa la expectación como ante una muchacha cubierta por un velo. Ojo y fantasía se sienten más atraídos por la brumosa lejanía que por aquello que yace nítido y cercano ante la vista”.

Niebla. Caspar David Friedrich,1807.

Por otro lado, la Revolución industrial, supone un gran punto de inflexión en la evolución del concepto de paisaje. A través de la búsqueda de escenarios atractivos, románticos, inhóspitos y novedosos motiva la realización de viajes cuyo objetivo primordial se convierte en la indagación de parajes que conlleven ligados recuerdos e impresiones coleccionables. Estas colecciones se ven fomentadas gracias a la llegada del ferrocarril y de la cámara fotográfica.

La fotografía facilita la difusión de los paisajes al transformarlo en postal: no sólo encuadra con la luz oportuna un paisaje sino que lo mercantiliza al convertirlo en un producto de consumo. El afán coleccionista de los distintos paisajes que se presentan ante nuestras manos se convierte en un aspecto casi obsesivo de la sociedad y un elemento y hacedor de la cultura del ‘yo he estado ahí’, del turismo. La necesidad de constatar que aquello que aparece en las postales es real, nos demanda nuestra presencia en el mirador idóneo, lo que fomenta el viaje hacia ese lugar y convierte el paisaje en la imagen que enmarca nuestra ventana del ferrocarril. 

Es a través de estos viajes donde nace el esplendor de la poética del paisaje. Surge la posibilidad de mirar nuevos territorios, de fijarnos en ellos, con el fin de despertar sensibilidades a partir de la poética. El recorrido de los poetas por los distintos parajes de la época nos enseña a mirarlos, a apreciarlos, a entenderlos.  En sus versos, los paisajes tienen sensibilidad y movimiento, una mirada poética de aquello que conocemos y de nuevo descubrimos.

Mario Benedetti ha sido capaz de unir en unos versos la ciudad con lo natural y lo social para que la redescubramos, la caminemos de nuevo con nuestra lente fotográfica; eso sí, esta vez dándonos el placer de detenernos a contemplarla con admiración.

Si pudiera elegir mi paisaje
de cosas memorables, mi paisaje
de otoño desolado,
elegiría, robaría esta calle
que es anterior a mí y a todos.
Ella devuelve mi mirada inservible,
la de hace apenas quince o veinte años
cuando la casa verde envenenaba el cielo.
Por eso es cruel dejarla recién atardecida
con tantos balcones como nidos a solas
y tantos pasos como nunca esperados.
Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos,
los espías aleves de la soledad,
las piernas de mujer que arrastran a mis ojos
lejos de la ecuación de dos incógnitas.
Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte,
hojas secas, bocinas y nombres desolados,
nubes que van creciendo en mi ventana
mientras la humedad trae lamentos y moscas.

Sin embargo existe también el pasado
con sus súbitas rosas y modestos escándalos
con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera
y su insignificante comezón de recuerdos.
Ah si pudiera elegir mi paisaje
elegiría, robaría esta calle,
esta calle recién atardecida
en la que encarnizadamente revivo
y de la que sé con estricta nostalgia
el número y el nombre de sus setenta árboles.

Elegir mi paisaje. Mario Benedetti.

La elección de un territorio determinado es de vital importancia para las civilizaciones, ya que en él se hallan sus señas de identidad. A pesar de localizar un espacio perfecto en el que habitar, la capacidad de adaptación al mismo, nos lleva inevitablemente a su transformación, dejando en él huellas de nuestra presencia. 

Finalmente, el paisaje es un producto de nuestra mirada compleja y, por ello, tiene una fuerte componente subjetiva; depende directamente de las convenciones del arte y la literatura o de la disponibilidad del tiempo que nos permite observarlo. Del mismo modo, el paisaje lleva asociado a él una serie de valores que representa las civilizaciones que han dejado, a veces conscientemente y otras no tanto, su huella en él, lo que reclama una interpretación del mismo.






domingo, 13 de enero de 2013

Hacia un territorio más solidario

El año 2011 concluyó con la lectura de mi Trabajo Fin de Máster (TFM en adelante) bajo el título de "hacia un territorio más solidario: indicadores para la sostenibilidad en Doñana". Este hecho supuso el punto de partida de la investigación que estoy realizando en este momento, por ello, parecía relevante traerlo a colación en este post.

Para abordar el trabajo fin de máster partimos de un planteamiento general e interpretativo, que incide, no sólo en los aspectos más técnicos de nuestra disciplina sino que alberga aquellos puntos aún casi inexplorados por nuestros profesionales. De esta manera, conseguimos adquirir una mirada del territorio más nutrida, enriquecida y limpia. Una visión alejada de las ataduras que tradicionalmente la visión del arquitecto nos ha llevado.

De este modo, el texto desarrolla el tema de los indicadores de sostenibilidad territorial utilizados con carácter general. Para ello se analiza el caso concreto de Doñana y la realidad que presenta.


La evaluación de los indicadores de sostenibilidad se perfila como un proceso necesario como medio para optimizar los resultados obtenidos dentro del ámbito del Parque Natural, visualizar el estado de la situación en la que nos encontramos y establecer los parámetros de diagnosis del territorio y la sociedad objeto de nuestro estudio. Esto lo logramos mediante un estudio riguroso y exhaustivo de los indicadores a nivel nacional como factores claves para verificar el cumplimiento de los objetivos marcados por el modelo planificador de este ámbito (Plan de Ordenación Territorial del Ámbito de Doñana).

Desde el comienzo, mi tutor y yo, nos dimos cuenta que la temática elegida para este Trabajo Fin de Máster era excesivamente ambiciosa. No por ello, debíamos renunciar a la posibilidad de un planteamiento completo con el objetivo futuro de la tesis doctoral. De este modo, el cuerpo de la tesina quedaba reducido a los siguientes objetivos generales:

I. Analizar la nueva realidad territorial presente en Doñana.


Autorretrato, desierto de Doñana. 1984. Jorge Camacho

El interés de profundizar en un territorio denominado “natural”, para tratar de transgredir la terminología natural y los límites que lo definen. De esta manera, acercarnos a Doñana con una mirada “in visu”, desconocedora y capaz de liberarnos de pre-juicios, en su mayoría, infundados. Del mismo modo, analizar un territorio enriquecedor, no sólo por su importancia “natural” a nivel mundial, sino por la gran cantidad de imágenes simbólicas, patrimoniales (entendiendo esto último como la intervención cultural en el territorio) y culturales. El territorio en el parque se nos muestra como un complejo entramado de acciones superpuestas generadas por la acción humana sobre el medio físico. Una Doñana muy diferente a la que nos encontrásemos en 1969. Una vez analizado todo esto, establecer las fortalezas de este territorio, así como sus elementos de excelencia para identificar las actuaciones estratégicas, que nos llevarán a un territorio más sostenible. Una Doñana con mayor ámbito, mayor preocupación y mayor protección.

II. Estudio de los indicadores de sostenibilidad a escala global.


f,l,o,w,e,r,s. Norihiko Terayama. Studio Note

Definir, de manera general, cuestiones básicas a cerca de indicadores. Entendiendo éstos como factores claves para verificar el cumplimiento de un modelo planificador. La evaluación de los indicadores de sostenibilidad se perfila como un proceso necesario como medio para optimizar los resultados obtenidos dentro del ámbito del Parque Natural, visualizar el estado de la situación en la que nos encontramos y establecer los parámetros de diagnosis del territorio y la sociedad objeto de nuestro estudio. Esto lo logramos mediante un estudio riguroso y exhaustivo de los indicadores a nivel nacional como factores claves para verificar el cumplimiento de los objetivos marcados por el modelo planificador de este ámbito (Plan de Ordenación Territorial del Ámbito de Doñana).

III. Análisis del alcance de la sostenibilidad establecida en el Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana.

El Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana (POTAD en adelante), establece una serie de objetivos. De este modo, quedan fijados con claridad unos generales y unas líneas de actuación pero sin determinar ninguna herramienta de medida de los mismos. NO introduce indicadores; por lo tanto, en los objetivos que marca el planeamiento existen cuestiones a las que vincular indicadores. Para una correcta detección y aplicación de los mismos habrá que sistematizar los objetivos, de manera que se agilice la detección del alcance de cada uno de ellos con el fin de lograr una rápida y eficaz localización de los parámetros verificables. En cuanto a esto, se nos plantean una serie de cuestiones que responder: ¿Cuál es el alcance de estos objetivos? ¿Qué indicadores serían aplicables al POTAD? ¿Cómo establecerlos de manera que lleven a cabo el cumplimiento de los objetivos del mismo? 

A modo de conclusión destacaremos la presencia de un modelo planificador desde una mirada obsoleta. Por lo tanto, existe una ferviente necesidad de cambio, de control.

IV. Establecer los indicadores que, de acuerdo con el perfil cultural, social y natural que se desea de Doñana, sean los más apropiados para definir y evaluar la sostenibilidad en este espacio.

Como resultado de este estudio, presentamos una sistematización que contenga aquellos indicadores que sean claves a la hora de controlar y evaluar los distintos aspectos establecidos por el modelo planificador.


Elaboración propia

De esta manera, establecemos una batería de indicadores cualificados y adaptados al ámbito de Doñana que, de acuerdo con el perfil cultural, social y natural que se desea, sean los más apropiados para definir y evaluar la sostenibilidad en este espacio. Se crean así criterios de adecuación por y para el parque. Éstos deberán ser capaces de profundizar en la calidad de los espacios contenidos dentro del ámbito del parque y, del mismo modo, deberán se cualificados para utilizarlos en el ámbito de Doñana por el futuro Observatorio de la Sostenibilidad que se instalará en el parque. Del mismo modo serán capaces de: prevenir y reducir la contaminación medioambiental y fomentar la producción y el consumo sostenibles; fomentar una sociedad democrática, cohesionada, sana, segura y justa que respete los derechos fundamentales y la diversidad cultural; fomentar una economía próspera, innovadora, rica en conocimientos, competitiva y respetuosa con el medio ambiente; garantizar que las políticas internas y externas de la Unión Europea son coherentes con el desarrollo sostenible.



Presentamos este trabajo con una imagen de cabecera potente, que nos acompaña a todo lo largo de él. Se trata de un cordel, una línea (una línea de trabajo e investigación), de la que se ‘cuelgan’ una serie de elementos que son representativos del momento en el que nos encontramos. De este modo, cada uno de los elementos los identificamos con la problemática a estudiar en los capítulos del trabajo. Queda así representada la caracterización del ámbito de Doñana mediante la hoja y la mariposa, en referencia a la importancia del espacio natural objeto de estudio; el reloj de arena, caracterizado como el tiempo en la planificación y en el uso de los indicadores de sostenibilidad; el casco como seña de identidad de la antropización existente tanto en una parte como en la otra; el papel arrugado, como los tantos repletos de reflexiones y apuntes personales que van a parar a la papelera a lo largo del desarrollo de este documento.


Elaboración propia